¿QUIÉNES SOMOS?
Somos Católicos Apostólicos libre Iberoamericanos no somos de la sede ni de la administración Católica Romana.
Somos Católicos en su esencia, se presenta como una comunidad evangelizadora y misionera, enraizada en el mandato de Jesucristo de llevar el Evangelio a toda la humanidad. Como seguidores de Cristo, la Iglesia está llamada a ser un faro de luz, esperanza y amor en el mundo, y a compartir el mensaje transformador del Evangelio con todos los pueblos. Nuestra Iglesia, al proclamarse como "evangelizadora", asume el compromiso de anunciar la Buena Nueva de la salvación en Jesucristo a través de su predicación, enseñanza, servicio y testimonio de vida. Esta labor evangelizadora no está limitada a las fronteras de ninguna nación o cultura, sino que abarca a toda la humanidad, llevando el amor redentor de Cristo a cada rincón del mundo. Como "iglesia misionera en el servicio a los demás", la comunidad de I.C.A.L.I. se compromete a estar al servicio de los más necesitados, mostrando compasión, solidaridad y alegría en el servicio desinteresado a los demás. Esta labor misionera se manifiesta en la atención a los pobres, enfermos, marginados y necesitados, así como en la promoción de la justicia, la paz y el cuidado de la creación. El mandato de Jesucristo de "ir y hacer discípulos entre todas las naciones" se convierte en el motor y la inspiración de la Iglesia, que se ve llamada a proclamar la verdad del Evangelio con valentía y autenticidad, sin importar los desafíos o adversidades que pueda enfrentar. En resumen, I.C.A.L.I. se reconoce a sí misma como una comunidad evangelizadora y misionera en el servicio a los demás, cumpliendo con el mandato de Jesucristo de llevar su amor y su mensaje a toda la humanidad. Esta identidad es su principal razón de ser y su mayor vocación, guiándola en su misión de ser testigo y embajadora del amor divino en el mundo. Que este compromiso misionero y evangelizador inspire a todos los fieles a vivir su fe con pasión, audacia y compasión, para que el nombre de Cristo sea proclamado y glorificado en todos los rincones de la tierra.
¿Quiénes la conforman?
Nuestra Iglesia es una comunidad diversa y rica en la que conviven diferentes miembros
eclesiásticos con roles y responsabilidades específicas, todos al servicio y mandato de Dios
para el bien del pueblo de Dios. Cada uno de estos miembros desempeña un papel
importante en la vida y la misión de la Iglesia, contribuyendo con sus dones y ministerios al
crecimiento espiritual y la edificación de la comunidad cristiana.
Los seminaristas son aquellos hombres que, en su proceso de formación y discernimiento
vocacional, se preparan para recibir el sacramento del Orden Sagrado y ser ordenados
como diáconos y sacerdotes en el futuro. A través de su período de estudio, oración y
discernimiento, los seminaristas se preparan espiritual, intelectual y pastoralmente para
asumir el ministerio sacerdotal y servir a la comunidad de fieles con celo y entrega.
Los diáconos son ministros ordenados que colaboran estrechamente con los sacerdotes en
la misión de la Iglesia, especialmente en el servicio a los más necesitados, la proclamación
de la Palabra de Dios y la celebración de algunos sacramentos. Los diáconos ejercen un ministerio de servicio y caridad en la comunidad,
llevando el amor de Cristo a los marginados y necesitados.
Los sacerdotes son aquellos hombres que han recibido el sacramento del Orden Sagrado y
han sido configurados con Cristo Sumo y Eterno Sacerdote para servir como pastores y
guías espirituales de la comunidad. Los sacerdotes celebran la Eucaristía, administran los
sacramentos, predican la Palabra de Dios y acompañan a los fieles en su crecimiento
espiritual, siendo instrumentos de la gracia divina y signos visibles del amor de Dios hacia
su pueblo.
Los obispos son ministros ordenados que, en calidad de sucesores de los apóstoles, tienen
la responsabilidad de gobernar, enseñar y santificar a la comunidad diocesana que se les
ha encomendado. Los obispos ejercen un ministerio de unidad y comunión en la Iglesia,
velando por la fidelidad doctrinal, la unidad pastoral y la comunión eclesial en su diócesis.
En resumen, la Iglesia se compone de diversos miembros eclesiásticos, cada uno con un rol
específico y complementario en la misión de anunciar el Evangelio y servir al pueblo de
Dios.