Somos una iglesia con espíritu misionero, somos llamados a ser luz en la oscuridad, esperanza en la desesperación y amor en la indiferencia. Nuestro corazón late con el ritmo de la misión, impulsados por el amor de Dios y la necesidad del mundo.
Llevamos a Jesús a los demás, no solo con palabras, sino con hechos. Nuestros pasos siguen los suyos, llevando compasión, justicia y gracia a un mundo que lo necesita.
En cada rostro que encontramos, vemos el rostro de Dios, digno de amor y respeto. En cada necesidad que atendemos, vemos la oportunidad de servir al Señor.
Nuestra misión no es solo predicar, sino también servir. No solo hablar, sino también escuchar. No solo enseñar, sino también aprender.
Con cada paso, con cada acción, con cada palabra, llevamos a Jesús a los demás. Y en ese proceso, nos encontramos a nosotros mismos transformados por Su amor y Su gracia.
Así que sigamos adelante, con valentía y fe, llevando la luz de Jesús a un mundo que la necesita. Que nuestro espíritu misionero sea un reflejo del corazón de Dios, que late con amor y compasión por toda la humanidad."